Los germanos constituían un pueblo de raza
blanca, de ojos azules y cabellos rubios, que sobresalían por su alta estatura
y su físico robusto. No vivían agrupados en ciudades, sino en chozas que se
encontraban dispersas por el campo aunque distribuidas según las tribus a que
pertenecían. Sus actividades principales eran el pastoreo y la agricultura.
Elegían sus jefes entre los guerreros más valientes y los obedecían ciegamente.
Muchos germanos militaron en las legiones romanas.
En el aspecto social, cultivaban el amor a la
familia y guardaban cierta consideración a las mujeres; no tenían leyes
escritas y se basaban en la tradición y las costumbres. El padre ejercía un
poder absoluto sobre la familia.
Las cuestiones conflictivas eran sometidas al
fallo de los jefes en los casos de menor importancia, pero cuando se trataba de
asuntos de mayor interés eran considerados por la asamblea de la tribu.
Los germanos teman arraigados los
sentimientos de libertad, justicia y dignidad personal. Creían en Odín o Wotan,
padre de los dioses, de carácter guerrero, que vivía en el paraíso o Walhala,
acompañado por dioses menores, como Freijo, esposa de 0dm, señora del amor y de
la muerte, y Donar, hijo de ambos, dios del trueno y la tempestad. El Walhala
era un lugar de eternas delicias al que iban aquéllos que en vida habían tenido
un buen comportamiento y los que morían en el curso de la guerra, conducidos
por las valkirias, diosas también guerreras.
Cuando los hunos atravesaron los montes
Urales y empujaron con su presencia a los pueblos radicados en la zona
adyacente, provocaron un desbande general de todos los pueblos situados entre
los ríos Rin y Danubio.
A partir del siglo I comenzaron a cruzar las
fronteras del Imperio Romano, en busca de tierras y botín. No perseguían con
ello la destrucción del imperio, ya que consideraban al Estado romano como una
admirable organización política, en la que pretendían obtener un lugar. Antes
de su caída, el imperio fue incorporando numerosos grupos de germanos como
soldados o como colonos. Ellos se comprometían a defender las fronteras, a
cultivar las tierras y a reconocer la autoridad del emperador.
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