Entretanto, los hunos habían proseguido su
marcha y llegado a las orillas del Danubio y del Rin, donde a las órdenes de
Atila amenazaron a los pueblos germanos. Este jefe fue famoso) por su
intrepidez y su crueldad, a tal punto que un ermitaño lo llamó el azote de Dios,
mote que Atila aceptó, ufanándose de que donde pisaba su caballo no
volvía a crecer la hierba.
En principio Atila , aceptó tierras y
tributos de Roma, a cambio de si inercia, pero luego exigió que se le entregara
la mitad del Imperio y se k concediera por esposa a la hermana del emperador.
Como tales pretensiones fueron rechazadas, Atila invadió la Galia (451) y
arrasó varias ciudades hasta llegar a París, cuyos habitantes, aterrorizados
estaban resueltos a huir, cuando una joven llamada Genoveva (más tarde venerada
por la Iglesia católica como Santa Genoveva) los convenció de que organizaran
la resistencia e hicieran penitencia y oración.
En esas circunstancias, Atila, respondiendo
al llamado del rey de los alanos, se dirigió a sitiar la ciudad de Orleáns,
donde pensaba establecer su base de operaciones en la Galia. Aunque los
habitantes de Orleáns, alentados por su obispo San Aiñan, resistieron
denodadamente, finalmente fueron abatidos y se vieron obligados a entregar la
plaza. Poco después llegó un ejército integrado por visigodos, burgundios y
francos, comandado por el general Aecio, prefecto de la Galia, —llamado el
ultimo de los romanos—, ante lo cual Atila abandonó la ciudad y retrocedió con
sus tropas hasta los Campos Cataláunicos, en la Champaña, donde se libró una
memorable batalla en la que se enfrentaron las fuerzas que conducía, integradas
por una infinidad de pueblos de distinto origen, con el ejercito romano de
Aecio, en el que militaban entre otros, los francos, sajones, galos, visigodos,
borgoñones y alanos. El encuentro fue encarnizado y muy cruento, finalizando
con el triunfo de Aecio, quien permitió que Atila se retirara.
Este se dirigió entonces a Italia, donde
sitio y arrasó la ciudad de Aquíleya. Desde allí emprendió la marcha hacia
Roma, pero la intercesión del papa San León, que tuvo la valentía de ir a su
campamento para concertar la paz, obtuvo su alejamiento a cambio de un tributo.
Atila retrocedió hasta el Danubio y al año siguiente murió repentinamente
(453), con lo cual sus seguidores se dividieron.
Bibliografia
4.
Dehont,Jan. La alta edad media
5.
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